jueves, 30 de abril de 2009

La diosa Blanca

"... Los Alisos de la primera fila
iniciaron la refriega.

El sauce y el fresno silvestre
tardaron en ordenarse.

El acebo, verde oscuro,
tomó una actitud resuelta;
está armado con muchas puntas de lanza
que hieren las manos.

Con el pisotear del rápido Roble
cielo y tierra resuenan;
'Recio Guardián de las Puertas'
es su nombre en todas las lenguas.




Grande es el aroma en la batalla,
y la hiedra es su flor;
el avellano era el árbitro
en ese tiempo encantado.

Tosco y salvaje era el abeto,
cruel el fresno
no se desvía la medida de su pie,
golpea directamente en el corazón.

El abedul, aunque muy noble,
tardó mucho en armarse,
pero no fue por cobardía,
sino por su gran tamaño.

El brezo reanimaba
a la gente exangue,
los álamos de larga resistencia
sufrían mucho en la lucha.

Algunos de ellos eran lanzados
del campo de batalla
a causa de los agujeros hechos en ellos
por la fuerza del enemigo.
Muy furiosa estaba la vid
cuyos seguidores son los olmos;
yo le elogio a mucho ante
los gobernantes de los reinos.

Fuertes líderes eran el endrino,
con su fruto dañino,
el espino blanco no amado,
de naturaleza parecida.

La caña que persigue velozmente,
la retama con su cría
y la inhiesta que no se comporta bien
hasta que la dominaron.

El tejo que esparce dotes
estaba hosco al margen de la lucha,
con el saúco, lento para arder
entre fuegos que chamuscan.

Y la bendita manzana silvestre
riendo jactanciosa
desde el Gorchan de Maelderu
junto a la roca.

Guarecidos se quedan
el ligustro y la madreselva.
principiantes en batallas,
y el espino cortesano..."


Cad Goddeu (fragmento)

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